viernes, 18 de marzo de 2011

Vietnam segunda parte: HANOI


Cuando estuvimos en NZ en la dinámica de las berrys y las uvas decidimos hacer dos viajecitos en avión dentro de asia, porque estaban re baratos y porque así, ahorraríamos tiempo. Uno de ellos era este: desde Ho Chi Minh a Hanoi, the real capital de Vietnam.

El vuelo salía a las 5 de la tarde y pa variar había una vieja de mierda en el avión. El tema es que cuando el vuelo estaba por salir, había un pasajero que se sentía mal y el avión no despegó de inmediato, haciendo los trámites para que el tipo desembarcara….la cosa es que la vieja loca sentada al lado de la dani empezó a decir que había olor a gas, que el avión estaba malo y nos mostraba las salidas de aire acondicionado como diciéndonos “ven? por ahí sale el gas que nos va a matar a todos” y nosotras con rostro de descomposición e igual con un poco de susto, estábamos chatas de la vieja loca, pero graciosa al fin y al cabo. Lo bueno es que lo del gas nunca fue cierto y la vieja alarmista al segundo estaba durmiendo con la baba colgando, después del medio show que se mandó.

Al final el vuelo salió perfect y llegamos tipo 7:30 de la tarde a Hanoi. La lata es que el bus nos dejó en cualquier parte, nos sentíamos re perdidas y entre las mochilas enormes y el frío de Hanoi estábamos completamente chatas, así que a la primera buena oferta de hotel, nos quedamos. Lo que nunca dejamos al azar fue que tuviera una buena conexión a Internet, ya que a la mañana siguiente tendríamos que estar pegadas al pc para ver a los Villa en el Festival de Viña, cosa que nos tuvo con churretera hasta que por fin salieron a escena y todo salió perfecto. Ese día, después de nuestro momento de groupies, fuimos a recorrer la ciudad y sus malditas calles enredadas, que hang para acá, que hang para allá, todas con el mismo nombre!!! Y más encima, las calles no tenían vereda porque todo lo ocupaba el comercio y las motos, que no estaban ni ahí con el pobre peatón rubio.

E inmediatamente, al día siguiente, hicimos el tour a Halong Bay por dos días y una noche, no sin antes enterarnos de que una semana atrás se había hundido uno de los barcos y habían muerto como 12 rubios a bordo…cosa que nos mantuvo súper tranquilas todo el viaje…

El tema es que nos pasaron a buscar tempranito y el guía, que era un idiota –como todos los guías por si no se han dado cuenta- nos hizo esperar como dos horas hasta que por fin embarcamos y para nuestra sorpresa, el barco era a toa raja!! Las piezas muy ricas, limpias, las camas blanditas, su buen baño y lo mejor: chalecos salvavidas para todos!!!!

El vieje fue hermoso, nos llevaron a unas cuevas exóticas que estaban iluminadas con luces de colores, muy turístico todo pero muy lindo y diferente, y luego seguimos en el barco recorriendo los hermosos paisajes de Halong Bay, las casas flotantes, las montañas que con el color del atardecer se veían hermosas y toda la dinámica marítima que realmente nos encantó. Al otro día, después de dormir semi cagadas de miedo en el barco, nos despertamos con una niebla del terror que no nos impidió salir a andar en kayac y con la wena coordinación de hermanitas que somos, pudimos recorrer las montañitas acuáticas tipo Ávatar y las casitas flotantes de los locales. Tenemos que decir que igual chocamos con las montañitas un par de veces y que nadie nos ayudó en nada, ni siquiera cuando terminamos el recorrido, ya que tuvimos que amarrar los kayaks solitas y tirar del barco pa poder subirnos a la mala a nuestro barco. Súper osadas!

Y bueno obviamente quedamos felices con ese paseo porque definitivamente los paisajes que vimos ahí son de los puntos más altos de este viaje y el tour absolutamente valió la pena.

Al día siguiente decidimos que no queríamos quedarnos más días en Hanoi, así que con el dolor de nuestros bolsillos adelantamos dos días los pasajes de vuelta a Bangkok, pensando en aprovechar el último día en Hanoi haciendo el city tour, el cual fue un desastre!!! Primero, porque el guía llegó a pata y medio encañao, sin bus porque éramos sólo tres personas en el tour, nosotras y una señora de Taiwan que finalmente hizo de guía porque el lolo nos hacía entrar solas a los templos porque a él le dolía la cabeza…jajaja!!! La cosa es que visitamos un par de templos y fuimos al mausoleo de Ho Chi Minh donde pudimos ver al mítico puño en alto embalsamado!!! Ahí tieso el señor, rodeado de guardias y toda una parafernalia dictatorial que era de temer!!! Con decirles que teníamos que entrar como uniformadas, no podíamos hablar, reírnos ni cruzar los brazos jajajaja así de cuáticos!!! Y bueno obviamente tampoco se podían tomar fotos por lo que el momento sólo quedará en nuestra memoria….

Y finalmente, para cerrar nuestra estadía en Hanoi, esa noche fuimos a comer a nuestro restaurante regalón donde nos atendía una vietnamita para qué más amorosa, que nos sonreía por todo y nos trataba como primeras damas….con decirles que pedimos pizza y estábamos en una mesa al lado de la cocina y al parecer, por el griterío que había adentro y la demora en la pizza, algo había pasado con nuestro pedido…y la moza muy sonriente nos miraba desde lejos y nos decía “sorry, one minis plis” porque acá tienen problemas para decir minuts y finish y sólo pronuncian con s y nosotras con ataque de risa hasta que nos comimos la pizza y….finis.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Ho Chi Minh con el puño en alto!!


Hay que partir diciendo que Vietnam nos recibió con el puño en alto y con ello, el bloqueo inmediato de Facebook, lo que nos impidió estar activas virtualmente todo ese tiempo, aunque igual teníamos el mini acceso a través de la blackberry, gracias al capitalismo chilensis que nos apañó.

Pero a pesar de eso, tenemos que decir que de todas formas valió la pena. Empezamos nuestro recorrido en Ho Chi Minh City o también conocida como Saigon (en tiempos de la guerra) que es como la capital del sur de Vietnam. El viaje en bus desde Phnom Phem (capital de Camboya que no merece mención especial, pues lo único que valía la pena era la pizza que comimos en la calle bonita de la ciudad –por eso somos gordas-) fue del terror, ya que obviamente como era de esperarse, al lado nuestro nos tuvo que tocar un familión del terror, con viejas que habían pagado sólo un asiento y llevaban a sus niños en sus faldas, niños que en verdad parecían pequeños mounstritos desordenando todo, jugando en el pasillo del bus, tirándose de un asiento a otro y molestando todo, absolutamente todo el viaje del terror!!!

Y ahí nosotras con el rostro de felicidad, tratando de evadirnos con su wen pendrive a todo dar, aunque con el vértigo del viaje era difícil, porque hay que decir que los camboyanos son del terror para manejar…adelantan y tocan la bocina todo el rato para que los autos, las personas y las vacas flacas camboyanas salgan del camino, por lo que uno difícilmente puede abstraerse…con decirles que nos turnamos pa dormir porque mientras una lo intentaba, la otra vigilaba el camino…uf…

Y al llegar a la callecita turistica de Ho Chi Minh no fue difícil ubicarnos porque entre las calles “vai bien” y “pa ningun lao” estaba nuestro hogar….jajajaja bueno esa es la traducción occidental de ambas calles que fueron nuestros mejores puntos de referencia.

Una vez instaladas en un guest house que salió como 6 dólares cada una la noche, fuimos a conocer el lugar y obviamente, a comer algo rico en uno de los bonitos restaurantes. En verdad, al igual que Bangkok, Ho Chi Minh tiene una callecita pensada para el turismo, con tiendas bonitas, restaurantes, pubs y montón de agencias de turismo, en donde compramos nuestros dos tours por la ciudad: el delta del río Mekong y los Cu chi tunels.

Al día siguiente nos levantamos mil temprano para el viajecito por el Mekong. Nos pasó a buscar el bus y después de dos horas aprox de viaje llegamos al delta del Mekong. Ahí el viaje es en un botecito, en donde el guía, un tipo imbécil que se hacía el simpático y nos trataba de su “family”, nos iba contando detalles de todo.

La primera parada fue en una fábrica artesanal de todo lo que se puede hacer con coco: dulces, artesanía y mil tonteras. Lo entretenido fue que al bajarnos del botecito descubrimos a un chiquillo moreno con un charango en su espalda que claramente, no era un rubio más. Al final del primer recorrido el se acercó a conversarnos porque claro, con estas curvas latinas, tampoco pasamos por rubias. Su nombre es Abner, es de Ecuador y andaba viajando por el mundo con su novia Rachel, una linda inglesa de piel blanca y sonrisa amistosa. Con ellos todo el viaje se hizo mucho más entretenido ya que de inmediato hubo buena onda.

Después del tema del coco, seguimos la ruta hasta llegar a una isla donde el atractivo era: su paseo en bicicleta!! Así que ahí estábamos las dos, métale pedaleanado en unas bicis enormes conociendo todo el atractivo natural de la zona, y cuando paramos, tipo 12, nos esperaba el lunch que pa variar estaba incluido y era arroz.

Después de eso, el tour continuaba en canoa, la parte más entrete de todas!!! Nos subían de a cuatro y nos metíamos entre las palmeras acuáticas y los murciélagos que revoloteaban el lugar, recorriendo por un sendero atochado de canoas llenas de rubios, hasta que llegamos a otra islita en dónde el atractivo era la wena música local, todo lo que es desafinada!!! Salían los músicos al escenario y una chiquilla se tiraba unos lamentos –o al menos eso parecía- y sufría todo el rato, pa después pedir propina, todo esto acompañado de un tecito y su demo de frutas exóticas.

Luego seguimos el recorrido hasta oootro lugar que era similar a los anteriores, y ahí nos volvieron a dar tecito y nos ofrecieron plátano dulce y coco obvio, mientras el guia hacía show con una tremenda serpiente en el cuello y los rubios, obvio, todos felices con el espectáculo. Lo entretenido fue que además de Abner y Rachel, se nos unieron Martin y Benjamin, dos alemanes re simpaticones que andaban con ganas de conversar, así que se unieron rápidamente al grupito.

Finalmente hicimos el recorrido de vuelta y una vez en el bus obvio que algo malo tenía que pasar: después de recorrer como una hora, empezó a salir olor a quemado y bueno, su pana de hora y media en la que pudimos conversar mas con los alemanes, intercambiar experiencias e invitarlos al tour del dia siguiente: Cu Chi Tunels.

Y al igual que el día anterior, el tour empezaba tempranísimo así que a las 7:30 estábamos listocas esperando el bus que nos llevaría a los famosos túneles de guerra.

Y como era de esperarse, en el bus nos tocó una vieja del terror con su familia, que se subió alegando porque no tenían asientos juntos y no paró de hacer show durante todo el viaje, porque hay que decirlo, los asiáticos son de lo más escandalosos que hay!

El viaje duró cerca de 3 horas y una vez allí todo fue bien sorprendente. El lugar estaba acondicionado pal turismo, nos recibieron con una peli explicativa en donde la verdad, no se entendía nada, y luego de mostrarnos unas maquetas de las rutas subterráneas nos pusimos a recorrer el lugar. Nos metimos en los túneles, vimos las trampas del terror con que los vietnamitas puño en alto recibían a los gringos y los que querían, podían disparar una AK47, la wea del terror!!!! Y obvio que los gringos fascinados disparando, pero nosotras con nuestros nuevos amiguitos dijimos no a la guerra, si a la paz!!!

Y el recorrido siguió de manera similar, todos metidos en los túneles que eran diminutos, cagados de calor tratando de sacar fotos…ahí aprendimos que las niñas NO deben ir adelante, ya que al nuevo amiguito no se le ocurrió nada mejor que sacar fotos de mi gran trasero, linda la cosa…

Y bueno para terminar el recorrido, nos invitaron a tomar tecito con unos dulces de ginger bien buenos….y vuelta a casa, no sin antes organizarnos para la última noche de parranda, que estuvo genial!!! Hicimos un buen grupete con los alemanes, Abner y Rachel y compartimos anécdotas e historias de vida, intercambiamos mails, facebooks y Abner, que es músico, quedó con el bichito de ir a Chile a mostrar su música apañado por los Villa Cariño, que mejor???

viernes, 11 de marzo de 2011

Las ruinas de Angkor Wat!!




El texto anterior resumía a grandes rasgos lo que vimos y vivimos en Camboya, pero queríamos dedicarle una entrada especial a los templos de Angkor Wat, que definitivamente son uno de los puntos más altos de este viaje.

Es muy difícil describir lo que se siente estar ahí…llegar a esa enorme estructura de piedra tallada minuciosamente, ver que cada detalle se mantiene perfectamente…sentir toda la energía de aquel lugar…

La dinámica comienza con el amanecer. En el hotel negociamos con un tuk tuk para que fuera nuestro chofer durante los dos días de visita y quedamos de comenzar el tour a las 5:30 am para llegar al mítico Angkor Wat a ver el amanecer…. Y así fue. Puntuales y con sueño partimos en nuestro bólido y cerca de las 6 am estábamos instaladas frente a la enorme estructura de piedra junto a cientos de turistas que, cámara en mano, esperaban que el sol nos mostrara la maravilla de Angkor….y el astro rey, con su bondad, nos sorprendió a todos los presentes con la majestuosidad del principal templo de Camboya.

La sensación es indescriptible. La luz del sol nos dejó ver las cinco torres puntiagudas del templo reflejadas en la laguna que lo antecede, y luego de permanecer de pie admirando la fachada, decidimos entrar a recorrer cada rincón, cada detalle, sus enormes paredes talladas con motivos hinduistas, divinidades y dioses que ahí, en su lugar, seguían vivos y presentes. Y los turistas, asombrados, se paseaban sacando miles de fotos, respirando la humedad contenida en los pasillos, cargándose de la energía presente en el lugar o simplemente meditando en cualquier rincón del templo. Porque, a pesar de la multitud ahí presente, el lugar no dejaba de emanar una poderosa energía contenida durante siglos, recibiendo a diario a todos los turistas de Siem Reap.

Luego de pasar cerca de dos hora entre las murallas de Angkor Wat, seguimos visitando otros templos similares, de igual o incluso mayor magnitud, con detalles impresionantes que mezclan en muchos casos al budismo con el hinduísmo según la dinastía que estuviera en el poder. Lo más impresionante es el nivel de detalles y rigurosidad con que están decoradas las paredes, puertas y ventanas de cada templo. Las enormes caras de los dioses mirando hacia los cuatro puntos cardinales y las estatuas de divinidades y guardianes decoran cada rincón y se mezclan con los altares dedicados a buda, todo esto rodeado de una vegetación selvática que hacen que la postal sea aún más espectacular.

En otro de los templos pudimos ver cómo los árboles compartían los espacios con cada templo, cómo sus enormes raíces caían sobre sus puertas, decorando los espacios como si fuese el escenario de alguna película de fantasía, todo esto musicalizado por conjuntos de folklore tradicional que reciben a los visitantes a cambio de alguna cooperación, ya que los músicos son víctimas de las minas antipersonales.

La verdad es que todo el espectáculo se mezcla con el lucro de cientos de camboyanos apostados a las afueras de cada templo que con un sonsonete muy peculiar te persiguen ofreciéndote cosas….”hello…lady….pineaple….one dollar….” O incluso niños pequeños que ofrecen souvenirs y saben contar hasta diez en inglés o español, según sea el caso, sensibilizándote para que finalmente sueltes los tan ansiados dólares.

Al segundo día de visita a los templos uno sigue maravillándose con las mega estructuras, la mantención de cada ruina y lo hermoso de cada detalle, a pesar de la caminata a pleno sol durante todo el día, para terminar el recorrido en un monte mítico en dónde los turistas se reúnen a esperar el sunset para terminar así con el fantástico recorrido por los templos de Angkor.

Y en la noche, Siem Reap sorprende con sus calles iluminadas, su gran mercado de artesanías y los diferentes pubs y restaurantes que reúnen nuevamente a los rubios turistas, los que después del día cultural, gastan sus dólares en regalos, comida y bebida a precios realmente convenientes.

jueves, 3 de marzo de 2011

CAMBOYA y sus multiples caras...

Te tocó nacer en este rincón del fin del mundo, en el medio de este banquete de serpientes y chacales, te tocó nacer en este tiempo que no es más que un montón de soledades. Niño, hijo de niños más grandes, que el mundo va envejeciendo a los golpes. Niño del fin del mundo, candilcito en la tormenta, puerta clandestina en la muralla*…”


Camboya te golpea desde el inicio con su pobreza y su ruralidad, sus calles sin pavimento y su gente –una gran mayoría- en condiciones de vida realmente al límite. No puedo decirlo con certeza, pero me parece que la gente que no vive en el centro o en las ciudades principales, carece de condiciones mínimas de higiene y salubridad. Sus casas están construidas en la orilla del río que cruza la ciudad en forma de palafitos, ya que así se mantienen a salvo de las crecidas en tiempos de lluvia. Incluso puedes ver algunas casas que simplemente flotaban en el agua, cuyo color y espesor no se parecen en nada a los ríos que conocemos en nuestro país.


El denominado “Reino de Camboya” es gris, las calles están en su mayoría rodeadas de algunas palmeras y pequeños árboles típicos y todo esta cubierto de tierra arcillosa. Los monjes budistas se mimetizan con sus colores anaranjados y se mezclan con la increíble cantidad de motos y bicicletas que literalmente se toman la ciudad. Por cada 10 autos debe haber al menos 30 motos y 20 bicicletas, y casi la mayoría de las calles no posee semáforo, por lo que el cruce se convierte en una peligrosa aventura. Y lo más impresionante, es que en cada motocicleta pueden viajar hasta cuatro personas, la familia completa incluyendo sus hijos, que se encaraman sobre sus padres sin ningún tipo de protección.


La verdad es que es eso lo más impactante de este pequeño país: sus niños. Muchos pequeños de piel oscura y ojos rasgados que llenan los espacios de la ciudad, de los cuales un gran porcentaje de seguro se encuentra bajo la línea de la pobreza. Desde vendedores ambulantes que te hablan en español e inglés hasta pequeños vagabundos durmiendo desnudos en las calles, encima de un cartón o simplemente en el rincón de un templo milenario. Niños pequeños de dos o tres años corriendo y cruzando las peligrosas calles camboyanas sin la vigilancia de ningún adulto, descalzos, muchas veces sin ropa y sin ningún tipo de resguardo de sus derechos. Niños que no son tan inocentes, que están acostumbrados a la presencia de cientos de turistas, que no dudan en causar lástima con una mirada tierna o una frase clave: “un dólar para pagar mis estudios”….niños que no son tan niños, que pertenecen a un mundo que no les otorga aparentemente ninguna seguridad, a excepción de unos cuantos afiches en los que se pregona la consigna “cuidemos a nuestros niños”…. Son los niños camboyanos, con sus ojitos oscuros y profundos los que definitivamente llaman poderosamente la atención. Y con esto no quiero ser extremista, también he visto pequeños bien vestidos, con sus madres preocupadas, con una enorme sonrisa en sus caras jugando un extraño juego de manos parecido al ca-chi-pún, pero claro, el otro lado de la moneda es el que siempre te deja en jaque. Eso, y la altísima taza de contagio con el virus del VIH debido a la desesperada solución de muchos para salir de la pobreza: la prostitución de niños y mujeres.


Quizá en la misma medida en que uno se maravilla con los templos de Angkor Wat, uno puede desilusionarse con la pésima distribución de ingresos de este pequeño país de cerca de 14 millones de habitantes. Claramente el mayor ingreso recae en las ganancias que dejan las visitas a los templos, en su mayoría ubicados en los alrededores de Siem Reap, la ciudad más turística del país. La entrada a los templos cuesta cerca de 20 mil pesos chilenos y te permite entrar a los diferentes monumentos dedicados al hinduismo y al budismo durante tres días seguidos. A eso hay que sumarle el gasto que significa tener un chofer para esos tres días, que en el mayor de los casos es un túk túk, que es como una tradicional victoria viñamarina tirada por un motociclista, el cual te lleva por los diferentes templos y te espera hasta el final de la jornada, cobrándote entre 15 y 20 dólares al día. Sumar como gasto la comida, bebidas y alojamiento es lo de menos, en general la mayor inversión tiene que ver con la visita a las ruinas, y si pensamos en la cantidad de personas que recorre diariamente Angkor Wat y sus alrededores, es difícil entender que siga existiendo tanta pobreza, tan poca dignidad para esos cientos de niños que se encuentran en Camboya, país en donde seguramente quienes invierten y se llevan las ganancias no residen.


Si bien mucho del dinero que entra gracias al turismo debe haber servido para la reconstrucción del país tras la devastación del Khmer Rouge, cuyo régimen fue conocido mundialmente por los crímenes y el genocidio en contra de todo el que se negara a las ideas de su líder, Pol Pot, tras la llegada de ayuda internacional y la decisión de la UNESCO de declarar en 1992 Patrimonio de la Humanidad a las maravillas de Angkor Wat, el nivel de ingresos debería haber aumentado considerablemente. Pero al parecer, lo que deja el turismo queda para el turismo y la mayoría de los recursos se invierten en la infraestructura que recibe a los extranjeros en hoteles majestuosos, restaurantes lujosos y en la restauración de varios templos que necesitan mantención.


Pero los templos, con su magia y su misticismo, no serán los encargados de forjar el futuro del país. La restauración es siempre necesaria y se agradece, porque la mayoría de los monumentos están en buenas condiciones y son realmente dignos de ser una de las siete maravillas del mundo (sin embargo quedaron en el nº 14 de la lista), pero el pasado no construye el futuro. Son sin duda las personas, los camboyanos cálidos y de excelente humor -y sobre todos sus niños- los que merecen una mejor distribución del dinero y el reconocimiento explícito de sus derechos. Son ellos los encargados de hacer surgir un pueblo que renació de las cenizas, pero lamentablemente sin una buena planificación y distribución de los recursos, es muy difícil que salgan de la pobreza, cuyo impacto y contraste es imposible de evadir y sobretodo olvidar, tras dejar atrás las múltiples caras de Camboya.




*Murga Uruguaya Agarrate Catalina