viernes, 29 de abril de 2011

El abrupto final...

...y no lo digo porque nos hayamos devuelto antes de tiempo, o que nos haya pasado algo...


El abrupto final DE ESTE BLOG tiene sus raíces en que, definitivamente, el viaje se precipitó más de lo que nuestra creatividad y conexión a internet pudieron soportar.

Pero como nos debemos a nuestro público, el cual ha admitido que después de las primeras entradas ya NO LEIA el blog porque "le daba lata" o "no tenia tiempo" o porque "eran muy largos los relatos"...queremos finalizar este blog con el broche de oro de las vacaciones 2011: las paradisíacas playitas de Tailandia.


Admito que las tallas, anécdotas y demases ya no permanecen en el recuerdo tan frescas como antes, pero sí podemos relatar a grandes rasgos lo que fue nuestra estadía en Koh Phi Phi.

Pero antes, tenemos que hacer el paréntesis del viaje en bus Tailandia - Krabi, desde donde parten los botes hacia las famosas islas. Viaje de mierda que nos tocó, en un bus de dos pisos que se meneaba y no nos dejaba dormir, con un guía turístico que al momento de bajarnos nos gritaba “check out” en un idioma propio que nadie entendía y claro, como no cachábamos, nos bajamos a tontas y a locas. Y aquí la primera anécdota: el bus partiendo y la Dani que se da cuenta que no tenía su ipod….y dice “listo, lo perdí” mientras el bus recién partía!!! Así que a lo súper héroe con sobrepeso, partí echa un peo (según yo claro) corriendo detrás del bus hasta que un amiguito que pasó en moto me cachó y entre gritos desesperados “stop the bus” el loco atinó y se metió adelante del bus para que yo, sin aliento, subiera a buscar a la pobre Anastasia, que yacía entre las blankets que nos habían cobijado durante el viaje. Un aplauso pa la Ale!!! Casi me muero de un patatús y mientras volvía donde estaba la dani, un tipo fresco de raja te pegaba stikers que decían tu destino final en todo lo que es la pechuga. Y ahí la Dani con cara de ultrajada me daba las gracias por la hazaña y bueno, Anastasia estaba a salvo.


La cosa es que después de un viaje en un bote sobrevendido llegamos por fin a Koh Phi Phi. Isla hermosa, ultra conocida por la grabación de la película de Di Caprio "La Playa" y más que recordada por el mega tsunami que arrasó con todo el 2004, la famosa Isla Phi Phi es una maravilla en todo sentido.


Por un lado, sus playas son realmente un sueño. Sí, la típica playa con palmeritas, arena blanca, aguas cristalinas y nemos rodeándote ES REAL y está ahí mismo y uno, a estas alturas con algunas pizzas de más en el cuerpo (nuestra comida principal, eran deliciosas), podía disfrutar y decorar (o embarrar) aquel paisaje de ensueño ojalá desde muuuy temprano, porque a eso de las 5 de la tarde los chiquillos que administran el arriendo de las tumbonas te decían chaito hasta acá llego el día de playa. Ud se preguntará ¿que mierr les pasa? pero la verdad es que a esa hora el clima ya empeoraba y toda la isla se preparaba para las mega fiestas de la noche....así que uno, que había pasado la caña del día anterior de guata al sol y había quedado semi rostizada, agarraba sus pilchas y se iba al hotel a no hacer nada, esperando que tipo 9 la isla empezara a funcionar de nuevo.

Y así la rutina loca durante los seis días que pasamos en Koh Phi Phi. Levantarse con el bikini puesto, tomar un shake de watermelon y comer un panqueque con nutela o huevo-queso según la comensal y partir derechiiito a la playa, donde todo el mundo parecía fermentar los litros de alcohol absorbidos el día anterior.



Porque ESE es el segundo gran atractivo de esta isla: el carrete al estilo rubio. Eso, porque a la larga TODO está pensado para el turista rubio, su Finlandés, su Sueco, el que está acostumbrado al frío y se vuelve loquito con el calor y el sabor tropicalsh....

La isla entera es una gran fiesta de noche, todo suena al estilo punchi punchi y los rubios parecen despertar del letargo que los caracteriza para salir a la playa a darlo todo al ritmo de David Guetta o Black Eyed Peas....vueltos locos tomando litros y litros de alcohol en unos enormes buckets llenos de copete de mala reputación (lo decimos por experiencia propia) hasta que las antorchas no ardan....porque claro, todo el entorno está hermosamente decorado con luces y adornos que te hacen recordar (como si hubiésemos estado ahí las patudas) las típicas fiestas de Ibiza (que uno ve por la tv).



Locos y locas, los rubios no paran de bailar en medio de malabaristas y animadores, los que hacen un súper show (todos los días exactamente EL MISMO ¬¬) para prender poco a poco al público presente, que anda a pata pelá y con bikini incluso en la noche, porque así es la onda y porque en Ibiza tb es así, o no?


La cosa es que las fiestas nocturas son la mega atracción de la noche...aunque si uno quiere algo más piolita puede ir hacia el interior de la isla y encontrar pubs tranquilitos, una biblioteca-café pa los intelectuales, un pub con box tailandés pa los rudos y varios bares con TVs programadas en algún partido de la Champions pa los cabeza de pelota…..como pueden leer, hay para todos los gustos.

Lo entrete es que, además de las playas propias de la isla y del carrete nocturno, uno puede hacer tours a playitas cercanas en dónde la flora y la fauna son aún más impactantes. Nosotras hicimos el tour de un día (hay uno mas cortito) por las playitas paradisíacas y quedamos más que fascinadas con todo. Te vas en un barquito que navega por esas aguas hermosas y te crees top model aunque se te salgan las charchas…y vas toda modeloca en la punta del barco con el pelo al viento sin saber que al final del día sufrirías las consecuencias del reflejo del sol en tu piel, pero a la larga, es lo de menos. La cosa es que uno puede hacer de todo, te pasan waletas, snorkel y te dicen “tírese al agua” y na po, uno es obediente y se tira no mas aunque no sepa ni nadar, total, hay que hacerlo!! Y te zambulles en esas aguas transparentes y miles de pescaditos te rodean y tu dices BROMAAA mientras te ahogas porque te entra agua al snorkel y no te manejai bien con las waletas, pero igual, a pesar de esos inconvenientes, es una experiencia realmente inolvidable.

Después te hacen nadar hasta la isla típica de la película de Di Caprio y uno se caga de frío mostrando la guata mientras esperas que los turistas se aburran de recorrer la mini isla y de sacarse fotos pa qué mas poseras (igual que las nuestras no más) y bueno, sigue el tour y uno termina el día feliz de estar en un lugar tan hermoso y mítico como este….con una insolación que te encargo y las piernas cansadísimas de tanto patalear en el agua, pero feliz, al fin y al cabo.

Y las anécdotas? Bueno, a parte de la tremenda curadera de la última noche, donde nos dimos de bakanes y nos tomamos DOS BUCKETS cada una, quedando (una de nosotras, ud ya sabe cual) echa un estropajo abrazada al amigo guater toda la noche y al día siguiente con una caña de la puta madre….la verdad es que todo estuvo perfecto. Obvio que andábamos siempre histéricas mirando las vías de evacuación y que en las noches cuando bailábamos a la orilla de la playa no parábamos de mirar el mar como diciéndole “no se te ocurra recogerte ahora”….y bueno la sobrepoblación de argentinos que hasta te pedían matrimonio y por otro lado, el típico percance del idioma y de los rubios incultos que te preguntan de dónde eres y cuando respondes toda amorosa “de Chile” te quedan mirando con cara de “que mierda es eso” o “en que parte de África queda?” y bueno, uno tiene que asumir que somos un país al sur de los Estados Unidos y todas esas cosas sudacas…


Y bueno, último día y encañadas al máximo, (con decirles que el mar se convirtió en guater, apañando esas abruptas nauseas post-intoxicación) subimos al botecito que nos llevaría de vuelta a tierra firme, Bangkok, donde POR FIN podríamos descargar todas nuestras energías consumistas en los souvenirs que hoy, ustedes y nosotras llevamos puestos (o cargamos orgullosas en nuestras carteras).