Con el nudo en la garganta, después de la despedida en el aeropuerto, nos embarcamos en la GRAN aventura de este viaje….TAILANDIA – CAMBOYA – VIETNAM, destinos que nunca pensamos en conocer….y sin embargo ahí estábamos, con dólares en los bolsillos abordando un vuelo en Royal Brunei con destino a Bangkok, no sin antes hacer escala en el país de la aerolínea…porque efectivamente, Brunei es un mini país con ene plata, que vive del petróleo, tiene sultán y profesa la religión musulmana….con decirles que al subir el avión nos recibieron unas azafatas disfrazadas con un velo en la cabeza, muy en la onda musulmana, bonitas pero bien tapaditas y antes del momento de despegar, el piloto se largó a rezar en un idioma increíblemente exótico que sonaba a paramparapampaparam mientras en la pantallita del avión salía su tonto karaoke para que uno siguiera la oración….heavy!!!!!!
Ya en Brunei, la cosa se hizo eterna, porque teníamos que esperar cerca de 3 horas el vuelo hacia Bangkok y no había absolutamente nada que hacer!!!! Lo único entretenido era ir a los baños, que también eran exóticos, con decirles que había un baño que no tenía taza sino que simplemente estaba en el suelo, y al lado, una manguerita como para lavarse la zona en cuestión…jajajaja y al lado de los baños, una mini capilla musulmana que no pudimos paparazear muy bien por respeto a la religión…
Finalmente las horas pasaron y por fin embarcamos con rumbo a Bangkok, nuevamente precedidas de un rezo en parampampam y las azafatas disfrazadas, hasta que, pasadas un par de horas, llegamos a nuestro destino final!! Y al bajar del avión el shock no fue menor, ya que la infraestructura era gigante y habían miles de millones de pasajeros todos perdidos buscando dónde hacer los papeleos respectivos…
...ufff un caos ultra cansador, hasta que al final encontramos las maletas, nos pusimos ropa ad-hoc en el baño (porque andábamos disfrazadas de avión, con zapatillas, calcetines y hasta chalequitos) y salimos del aeropuerto rumbo a Khaosan Road, la calle mítica de Bangkok.
Locura y caos son conceptos que quedan chicos al lado de lo que se vive en este lugar. Cuando llegamos simplemente no lo podíamos creer, todo llenísimo de gente, de avisos comerciales, letreros, música electrónica, comidas, ropas, taxis y tuk-tuks, un movimiento increíble y una multiculturalidad que creo no habíamos visto en otra parte (quizá en Auckland es similar… pero acá es una locura!). Claramente estábamos en la parte más turística de Bangkok, un lugar donde fluyen distintas lenguas, colores, olores…distintas formas de ser y de actuar, vestuarios exóticos, miradas distintas….es algo realmente impresionante y difícil de describir…
Lo bueno de todo es que si bien la movida está en Khaosan Road, nuestro hotel esta ubicado en una callecita paralela, que es muchísimo más tranquila, con un montón de restaurantes preciosos decorados con budas y dragones, con imágenes sagradas y mucho dorado por todas partes…aunque también se pueden encontrar lugares bien occidentales, pizzerías, lugares con comida de occidente y la mezcla de todo a la vez….y lo mejoor es que todo, absolutamente todo es baratísimo y se puede regatear hasta el cansancio hasta obtener un súper precio. Con decirles que almorzamos en restaurantes hermosos, donde pedimos almuerzo completo y aperitivo y todo nos salía cerca de $3.500!! demasiado maravilloso para cualquiera que disfrute de la comida y de la buena cocina!
Y bueno, una vez instaladas en el hotel, nos dedicamos a recorrer las locas calles del centro de Bangkok y obvio, pasamos al primer templo que está al frente de una de las calles míticas, donde pudimos impregnarnos un poquito de la fuerza del budismo, con sus imágenes sagradas, sus símbolos y colores…y terminamos el día cerca de las 8 de la tarde, porque después de tomarnos unas cervecitas siendo espectadoras del espectáculo de Khaosan Road, nos fuimos inmediatamente a descansar.
Al día siguiente, con las energías al 100% después de haber dormido casi 12 horas, fuimos a visitar el gran templo del lugar llamado Grand Palace, que es, en el fondo, un enorme recinto con varios templos construidos uno al lado del otro, con patios preciosos y obviamente todo dedicado al budismo, con estatuas de colores, budas dorados y pequeñas gárgolas guardianas de cada templo, todo hermoso, lleno de colores y formas increíbles, y por supuesto, todo extremadamente turístico. Ese día llegamos y estaba llenísimo, tuvimos que pagar 350 baths, que son como 6 lukas chilenas (es heavy ver cómo todos estos países lucran con su religión y cultura, y sin embargo ellos son sumamente devotos y fieles al budismo, pero a la vez, permiten que se utilice para fines comerciales y turísticos sin que por eso pierda su misticismo) y a la entrada nos entregaron unas súper camisas de papá para que nos tapáramos los hombros porque nosotras, muy herejes, andábamos de lo más desnudas que hay para capear el calor húmedo de Tailandia que puede llegar por lo menos a los 35 grados, si no es que más…así que una vez disfrazadas entramos a visitar el Grand Palace, disfrutando cada espacio, cada detalle, sus colores, sus formas, su arquitectura (la dani sobre todo) y lo impresionante de la religión budista que claramente más que religión, es todo un estilo de vida que gobierna cada momento y cada acto de sus devotos. Incluso se nos permitió entrar a uno de los templos (porq la mayoría están cerrados pal publico) y vivimos en carne propia la fuerza del budismo, el poder que emanan las imágenes y sobre todo los rezos de un monje budista que permanecía quieto frente al altar…todo era tan increíble, tan maravilloso e hipnótico!! Era realmente como estar en una película, con los monjes alrededor vestidos con sus túnicas naranjas y todas las imágenes sagradas a nuestro alrededor…fue realmente una experiencia increíble!!!
Después de quedar vueltas locas con el Grand Palace y de sacar millón de fotos de cada pequeño detalle, tomamos un tuk tuk de vuelta a nuestro hogar y obviamente, pasamos a almorzar felices de la vida de habernos impregnado de toda esta maravillosa cultura, sin que por supuesto dejáramos de cuestionarnos otras cosas, como el lucro y la occidentalización excesiva, cosas que definitivamente son inevitables y jamás opacarían lo que habíamos vivido.
Al día siguiente el panorama fue similar, tomamos un desayuno delicioso en el restaurant del hotel y visitamos dos templos más, incomparables con el Grand Palace, pero de todas formas hermosos e impresionantes, y en la tarde nos dimos unas vueltas locas por el sector, buscando un buen lugar donde hacernos un súper masaje Thai a sólo $1800 pesos!!! Ufff no se imaginan como estuvo eso!!! Los míticos te doblaban entera, te masajean brígidamente y te tocan los puntos sensibles de pies a cabeza, hasta que al final te hacen mierda con unos movimientos descontracturantes que nos dejaron tiki taka para seguir con el viaje, y volvimos a la calle a dar vueltas hasta que decidimos tomarnos un “cóctel” antes de irnos a dormir, porque al día siguiente nos esperaba el mega viaje a Camboya, el cual teníamos que enfrentar con todas nuestras pilas bien puestas, porque son cerca de 12 horas en bus hasta el segundo destino más esperado de todos: Siem Riep y el templo de Angkor Wat!!!
